OVNIs en el espacio terapéutico
OVNIS EN EL ESPACIO TERAPÉUTICO
El trabajo clínico con pacientes exige del psicólogo habilidad para tratar de forma sensible y técnicamente adecuada una amplia variedad de procesos para que la terapia cumpla su cometido. Esto significa que el profesional tendrá que disponer de una buena caja de herramientas para atender a las necesidades terapéuticas individuales, específicas de cada persona y en cada momento del proceso terapéutico.
La variedad de recursos y técnicas disponibles sumada a la idea de que el terapeuta es responsable por conseguir resultados puede invitar a una carrera por formación y adquisición de materiales que conllevan el riesgo de apartarnos de una comprensión más profunda de cómo esos elementos pueden integrar la terapia.
Aunque los datos sobre la eficacia de la psicoterapia señalan que la calidad de la relación terapéutica es el factor más importante, no siempre está claro cómo nuevos recursos pueden incorporarse a la práctica con los cuidados necesarios para que se preserve la coherencia, la autenticidad y la calidad del espacio terapéutico.
Tampoco está siempre evidente qué clase de interlocución terapéutica permite sacar lo mejor de cada recurso. Ni qué cosas, gestos y usos pueden precisamente desconfigurar el espacio terapéutico, sobreponiendo la técnica al contexto. Esto es especialmente importante para terapeutas jóvenes que están adentrando el campo, pero también para el terapeuta experimentado. Volver a casa, revisitar las bases, construir la propia práctica de forma coherente e intencionada es un proceso continuo, al que hay que volver, siempre.
Tener siempre presente la naturaleza del trabajo psicoterapéutico y los cuidados éticos oportunos son la base para poder incluir en la psicoterapia técnicas y recursos de forma segura y cuidadosa tanto para el paciente como para el profesional.
Este artículo forma parte de la serie OVNIs en el espacio terapéutico, textos que buscan discutir cómo diferentes técnicas, herramientas terapéuticas y tecnologías pueden enriquecer el espacio terapéutico seguro y sensible con el cuidado necesario para que no resulten invasivas o extrañas.
Estas reflexiones tienen el doble objetivo de preservar los fundamentos que caracterizan la práctica psicoterapéutica y también otras prácticas de las que prestamos herramientas. Las herramientas y recursos que pueden tener efecto terapéutico no se desarrollan huérfanas y sin un contexto que les de sentido.
El cuidado que propongo aquí busca que el espacio y la práctica psicoterapéutica sean preservados, pero también iluminar el riesgo de que la arrogancia nos lleve a usurpar conocimientos que cuentan con cuerpo denso y sólido, apropiándonos de sus partes y a veces desconsiderando el todo que le da sentido.
Algunos ejes de reflexión importantes para pensar en el enriquecimiento del espacio psicoterapéutico pueden ser aspectos éticos en cada tipo de intervención, la seguridad en el espacio terapéutico, la calidad de la presencia terapéutica, el tipo de psicoterapia que facilita el aprovechamiento de recursos y herramientas, la comprensión del proceso de comunicación, entre otros.